Partimos del punto del inflexión
donde las nuevas empresas se empiezan a diferenciar de las tradicionales, y la
diferencia la marcan aquellas empresas que empiezan a pensar en la calidad del
bien o servicio, y por ente en la satisfacción del cliente.
Para esta nueva forma de pensar
por parte de la empresa, es necesario que el proyecto del cambio organizacional
esté liderado por la dirección y
que se haga partícipe a toda la estructura de la misma. La aplicación de un plan
de calidad total no debe de quedar aislado al propio departamento de calidad,
debe de ser inherente a toda la estructura, se tiene que entender como un
proyecto de empresa.
Incluir igualmente al cliente en
este proceso es todo un reto en el nuevo paradigma de empresa. Sin embargo, se
consigue con diferentes métodos y estrategias. Lo que es bueno para el cliente
es bueno para la empresa. Se busca la satisfacción del cliente y el beneficio
de la empresa.
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